lunes, 28 de febrero de 2011

Grandes fiascos en los Oscar: Judy Garland



La edición 2011 de los Oscar ha sido una de las pocas veces en que se han cumplido las quinielas. El discurso del rey, la gran favorita, ha arrasado en los premios y Natalie Portman subió a recibir su premio como Mejor Actriz por Cisne negro cumpliendo todas las predicciones. No siempre ha ocurrido así. En otras ediciones, los grandes favoritos se fueron a casa con las manos vacías. Uno de los grandes fiascos en la historia de la estatuilla fue, sin duda, que Judy Garland no recibiera el premio a la mejor actriz por Ha nacido una estrella en 1955.


Para Judy recibir el galardón era de una importancia fundamental, tanto en ese momento de su carrera como para su estabilidad emocional. La gran Judy había recibido su primera nominación a Mejor Actriz – había recibido un Oscar infantil por el Mago de Oz en el 39 – por su papelazo en la obra maestra de Cuckor y todo el mundo estaba convencido de que se la llevaría. Su biografo Gerold Frank escribió: “La nominación de Judy era inevitable y todo el mundo estaba de acuerdo en que se lo llevaría. Aunque Judy había recibido un Oscar infantile, este era su gran momento y, de conseguirlo, sería un triunfo después de todo lo que había pasado”.

 
Antes de su nominación, su marido Sid Luft acudió a un terapeuta para que le ayudara a manejar el estado emocional de Judy, que se encontraba angustiada pro el inminente nacimiento de su tercer hijo y la incertidumbre de si ganaría o no el Oscar.


A pesar de que Garland estaba decidida a asistir a la entrega, se puso de parto el 29 de marzo de 1955, el día anterior a los Oscar. Tan claro era que se llevaría el premio, que se instalaron cámaras de televisión en la habitación del hospital. La idea era que pudiera recibir el premio y dar su discurso desde la cama del hospital. 










Su frustración fue enorme cuando se lo concedieron a Grace Kelly por su mediocre interpretación en el melodrama La angustia de vivir. Garland dijo “Sabía que no lo conseguiría. No me lo han querido dar aunque lo merecía”.











El Consuelo de Judy fue su hijo recién nacido, Joey, al que puso en broma el mote “mi Oscar privado”. Algunos amigos intimos contaron que la decepción de Judy fue enorme, siempre había querido obtener reconocimiento como actriz dramática y no como estrella de los musicales. 





El cómico Groucho Marx le envió un telegrama para consolarla que decía: "Querida Judy, este es el robo más grande desde Brinks”. Marx hacía referencia al robo del edificio Brinks en Boston, considerado en esa época el robo más grande de la historia de los Estados Unidos.





En 1961, Judy fue nominada como Mejor Actriz Secundaria por El juicio de Nuremberg, dirigida por Stanley Kramer. Una vez más, perdió. En esta occasion la estatuilla fue para Rita Moreno por su participación en el musical West Side Story.









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